La Música del Color de José Manuel Pagán
Solapas principales
Músico, compositor y sonoterapeuta, lo más conocido de José Manuel Pagán es la composición de bandas sonoras para el cine. A lo largo de su extensa carrera ha realizado la música para películas de Bigas Luna, Vicente Aranda, Jordi Cadena, Carles Balagué, Rosa Vergés y un largo etcétera. Su éxito más reciente,el Premio Gaudí a la mejor música original por Pa Negre de Agustí Villaronga. No obstante, José Manuel Pagán se ha ido especializando en la sonoterapia. En esta disciplina, se ha convertido en una referencia ineludible dirigiendo proyectos de aplicación de la música en enfermos. En la actualidad, acaba de publicar La Música del Color (Saimel Ediciones, 2014), un disco en el que Pagán ha reunido todo su saber y experiencia después de años trabajando con la musicoterapia.
José Manuel, antes de entrar a hablar de La Música del Color y para situarnos, estaría bien hacer un repaso a tu trayectoria. Aunque naciste en Suiza, tu formación y tus primeros pasos como profesional fueron en Madrid.
Le tengo que agradecer a mi padre que me puso una profesora de piano con 7 años sin saber si realmente yo me iba a dedicar a la música y este primer paso fue importante. Cuando me inicié como profesional mi padre me ayudó y me presenté a diferentes certámenes, por ejemplo al Festival de Benidorm, en el que llegué a la semifinal con una canción que se llamaba “Sonia”. Incluso grabé un par o tres de discos en Madrid. No obstante, veía que la familia presionaba demasiado y quería hacer algo mío, sacarme las influencias que llevaba. Era un momento en el que necesitaba desatarme y me sentía muy atraído por la música contemporánea.
Por lo que comentas, el hecho de que tu padre fuera una persona importante en el entorno musical te etiquetaba y lo llevabas como una carga.
Sí, pesa mucho, y cuesta mucho soltarte y ser tu mismo. Es como una especia de sombra que está ahí. Y yo le agradezco mucho a mi padre lo que hizo por mi, pero yo no quería estar etiquetado como el hijo de José Pagán que hizo más de 100 películas, director del archivo sonoro de Radio Nacional y un largo etcétera. A parte tenía ganas de cambiar de aires, Madrid me agobiaba mucho y hice un paso hacia adelante y me marché a Barcelona.
Y continuaste tu búsqueda personal con lo que habías empezado a desarrollar en Madrid, la composición de música contemporánea.
En un principio me puse en contacto y busqué músicos contemporáneos de Barcelona, miré que movida había. En Madrid exploraba la música contemporánea con mis compañeros del conservatorio. Después de esta primera toma de contacte con Barcelona entré en crisis, porqué no sabía que hacer. Me entrevisté con Josep Soler y Mestres Quadreny que eran de lo más destacado que había, aunque me pareció exactamente igual que lo que había en Madrid. En aquel momento ya no se hacía o no se ponía melodía porqué la melodía era tonalidad, no estaba permitido, pero tampoco había ritmo. No podías hacer un ritmo fijo, tenía que ser un ritmo sincopado. Tampoco había armonía. El ritmo, la melodía y la tonalidad que son los pilares de la música ya no podían ser. Lo que sí que había era el timbre, la orquesta evolucionó hacia unos timbres extraños. Era lo único que quedaba de los antiguos parámetros musicales. Pero cuando aparecieron los sintetizadores, que apretabas un botón y salían unas sonoridades bestiales, el timbre que era el último elemento musical acabó por desaparecer también. Y qué quedó? El concepto, la música conceptual. Era más importante el concepto de los compositores al componer que el resultado sonoro, con lo cuál vi que aquello era una entelequia. Yo quería hacer música para la gente y música que tuviese un sentido. Para mi tenía que ser melódica y tener unos parámetros armónicos. Estaba muy desconcertado y no sabía qué hacer ni hacia donde ir.
Es aquí cuando entras en contacto con la movida que surge en Barcelona, el Zeleste de Víctor Jou.
El desconcierto inicial duró poco porqué tuve la suerte de aterrizar en Barcelona en el año 1973, el mismo año que abrió la sala Zeleste. Entré en contacto con este ambiente a través de Jaume Sisa a quién conocí y acompañé en Ceret, en un festival de cine. Me llevó al Zeleste, vi la inauguración y me presentó a Víctor Jou. Aquello del Zeleste fue un impacto muy fuerte, en Madrid no había visto nada igual, era una pasada, era muy moderno y novedoso. Me incorporé como técnico en los conciertos de Orquestra Mirasol y los primeros grupos que salieron de allí. En un momento dado, la Orquestra Plateria se quedó sin pianista y entré yo. De hecho grabé el primer LP con ellos. Después también toque con Jaume Sisa y posteriormente, con otros músicos hicimos la Orquestina Frenesí que era una orquesta mucho más pequeña, a la italiana, con mandolinas y violín. Estuvimos rodando hasta principios de los años ochenta del pasado siglo. Esta etapa me sirvió para aprender el día a día de la música, el escenario, la comunicación con el público y la conexión que se puede llegar a crear entre los músicos.
Tras más de diez años haciendo de músico de directo cambias y te pasas a la composición de bandas sonoras para el cine, el teatro y la televisión.
La música en directo es muy agotadora y más como la hacíamos en aquella época, que íbamos sin “pipas” y todo nos lo hacíamos nosotros. Curiosamente fue Víctor Jou el que me presentó a Bigas Luna que necesitaba un músico para que le hiciera la sintonía para una serie de televisión que se llamaba Kiu i els seus amics. A él le gustó mucho y entonces me encargó la música para la que iba a ser su siguiente película, Lola y la que vino después, Angustia. Con tres bandas sonoras para Bigas Luna se me abrieron las puertas y trabajé para muchos otros directores.
Componer y trabajar con bandas sonoras debe ser muy diferente a hacer música para grupos, en directo.
Depende bastante del director, lo que quiera, lo que puedas hacer y el presupuesto que tengas. Primero te pasan el guión y sobre el guión te haces una pequeña idea. Aunque el guión a veces lleva a engaño ya que tu tienes una idea y después la realización, la manera como está contada la historia cambia mucho. Establecer los lugares en los que tiene que ir la música, decidir si tiene que haber una temática concreta, una estructura que se repita por poner un ejemplo. Miras la película con el director y vas estableciendo las secuencias.
En el cine me empecé a dar cuenta que la música tiene mucho poder. En función de como pongas la música puede parecer que el malo sea más malo o más bueno o hacer cambiar la intensidad o la fuerza de una escena. Y en general siempre que he podido he intentado que la música se pueda escuchar independiente de las imágenes y que tenga una personalidad propia. Aunque es muy difícil conseguir las dos cosas, que sean imprescindibles como parte de la película y que se puedan escuchar independientemente.
De la música en directo, a la composición para bandas sonoras y finalmente entras en contacto con la musicoterapia.
Como todo, en un principio vino por casualidad. Un gran amigo, director de psiquiatría me pidió si podía ir a hacer algo de música para enfermos mentales en un hospital psiquiátrico. Poco a poco me involucré y tras escuchar las necesidades de los pacientes y lo que hacía falta hicimos una orquesta con el apoyo de la institución que fueron muy comprensivos y pusieron el dinero para buscar instrumentos para los pacientes. Fue una experiencia muy enriquecedora realizada a través de las demandas de los propios pacientes. Al cabo de unos años nos presentamos a un concurso de proyectos sociales que hacía una entidad y lo ganamos. Eso fue lo primero que hice, una orquesta que aún está en activo, la “Orquestra de la Bona Sort”. A raíz de todo esto contacté con el máster de musicoterapia, empecé a dirigir una coral de enfermos mentales, después me llamaron para dirigir una coral muy interesante de personas con Alzheimer y niños “sanos”. Y era brutal, unos enseñaban a otros. Había un intercambio muy bonito. Y más cosas que fueron saliendo, como por ejemplo el trabajo musical que hago en Tarragona con niños con parálisis cerebral. Y como todo iba bien se ha ido corriendo la voz y me han ido llamando de muchos sitios para trabajar, impartir cursos...
Pero que es la musicoterapia?
La utilización de la música en los procesos terapéuticos. En lugar de utilizar medicina, u otros componentes terapéuticos, utilizas la música. Ya sea como tratamiento único o como complemento. No solo la música, sino el sonido, la vibración. Hay dos fenómenos físicos muy importantes. Uno es la vibración y el otro el movimiento. Todo está en movimiento, todo vibra, en consecuencia todo suena. Incluso nuestras células.
El siguiente fenómeno es la resonancia, que sería volver a sonar. Si un objeto está en una vibración y pones un objeto que vibra en un vibración más fuerte, este se sincroniza con esta vibración. Por ejemplo, unas células pueden estar cansadas, enfermas, deprimidas y por poner un ejemplo, coges un cuenco tibetano que produce una vibración que penetra allí dentro y la célula se pone a vibrar en esa frecuencia. Si tu eres capaz de entrar en el cuerpo humano y hacer que las células que están cansadas, enfermas o desafinadas orgánicamente dentro del organismo y haces que tengan una vibración más positiva, el cuerpo mejora. La homeostasis es el equilibrio que configura todos los procesos del cuerpo. Por ejemplo, en los niños que tienen parálisis cerebral tienen la columna desviada y los pulmones están muy apretados y respiran muy mal, tienen dolores. La homeostasis que es el proceso que hace que la vida funcione lo mejor posible, está tan desgastado que no trabaja bien. Entonces trabajando con la música y a través de las vibraciones vas haciendo que las células por simpatía vayan sonando en esa dirección y logras regenerar el cuerpo por dentro. Lo difícil es llegar a eso, eso no lo consigue todo el mundo, pero si llegas hay una gran mejora en la persona que se está tratando.
Como se consigue llegar a cambiar estas dinámicas?
A través de tu emoción. Te lo tienes que creer y te tienes que emocionar y que tu emoción sea capaz de que la emoción del paciente vibre y estos dos elementos emocionales se junten y puede llegar el momento en que se produzca esta fusión. A partir de este punto todo cambia. No hay otro sistema, tu propia emoción y tu actitud. Y no siempre se consigue. Y hay que conocer lo que estás haciendo sino se queda todo en la superficie. No creo en frecuencias de trabajo, sino en la homeostasis.
La musicoterapia puede ayudar a cualquier persona?
Podría parecer que la musicoterapia solo es para un tipo de persona sensible, culta, depresiva... Y no, también funciona en animales, porqué estamos hablando de organismos, de células, de un cerebro reptiliano, emocional que lo tenemos todos. La suerte del musicoterapeuta es que trabaja con el alma de las personas. Así como el fisioterapeuta trabaja con un cuerpo enfermo, el psiquiatra trabaja con una mente rota, el musicoterapeuta trabaja con el alma de las personas.
La música que se utiliza, es la escala normal, instrumentos de toda la vida...?
Tienes que ir más allá. La escala normal y la música creativa funciona a un nivel de dar alegría, cambiar el estado de ánimo, poder expresar... Pero si tu quieres hacer una labor sanadora profunda, tienes que utilizar instrumentos especiales. Por ejemplo el monocordio que es un tipo de instrumento de vibración muy poderoso, los cuencos tibetanos, los tingsha, el tambor chamánico, muy importante ya que junto con la voz crea una vibración que cambia algunas proteínas de las células.
Pero todo esto para la gente que no lo conoce puede parecer muy raro o incluso muy oculto.
La comunidad científica está aportando datos y corroborando lo que estamos haciendo los musicoterapeutas. A partir de ahí después puede haber toda una serie de personas que practiquen la musicoterapia sin conocimiento o bien vanalicen su uso.
Lo que digo que el tambor chamánico ayuda a cambiar ciertas proteínas de las células, es un descubrimiento bastante reciente. Y poco a poco, la musicoterapia cada vez es más aceptada y se incluye en másters en EEUU y muchos otros países. Lo que pasa que aquí, cuando hablamos de sonoterapia y lo que comento de la homeostasis cuesta más. En mi caso, la Universidad de Barcelona me ha contratado para que explique los cuencos tibetanos y diferentes instrumentos, aunque ellos todavía no lo hacen como asignatura, sino como complemento. Ejerzo de profesor invitado, para hacer cursos, ya que no se atreven a ponerlo como asignatura. Además hay muy pocas personas que lo hagan bien, está poco regulado y es complicado. La universidad es muy rígida.
Llegados a este punto, nos toca preguntarte por el trabajo que acabas de publicar, La música del color. La banda sonora original del Método de Cromoterapia.
Esto parte de otro proyecto original basado en la música para la cromoterapia. La cromoterapia es la terapia a través de los colores. Los colores son una vibración muy importante. Si tu prolongas una octava, otra y cientos de octava se acabarán convirtiendo en un color. Los colores es la misma vibración del sonido pero a una velocidad tremenda. Tienen un gran poder. Marta Cabeza, creadora del método de la cromoterapia trabaja a partir de proyectar una serie de fotografías que ella misma hace con el color a la persona. Y este sistema funciona así, es la proyección del color, de esta vibración, de estos 9 colores sobre la persona física y sus cuerpos causal, emocional, astral... y la transformación que ocurre. Un día me pidió que hiciera la música para las proyecciones que ella hace a partir de los 9 colores.
Aunque parte de todo lo que comentas, La Música del color no corresponde exclusivamente a los 9 colores que comentas, hay 10 temas y visto des de fuera parece que es algo más.
No corresponden a los 9 colores porqué la cuestión de color por color es otro apartado que se hará más adelante a partir de 9 dvds que se necesitan para hacer color por color. Y esto es más bien para los terapeutas, para los que quieren seguir este sistema.
Este disco como está basado en los colores te va entregar una vibración muy poderosa pero no color por color, sino una mezcla, una amalgama, un cromatismo de todos los colores fusionados. Primero uno y después otro. El primer track, por ejemplo son tres colores que están unidos por su propia vibración. Es como un arco iris, en lugar de coger un solo color, se fusionan. No deja de ser musicoterapia a distancia, para mi es fantástico. Porqué he hecho esto para que la gente escuchando esta música se pueda sentir bien. He tardado dos años en hacer este disco, que es el proyecto más largo que he hecho en mi vida. No deja de ser un testamento musical porque resume la madurez en la que estoy, la experiencia de lo que he ido aprendiendo a lo largo de todos estos años. Me he puesto a disposición de todos estos colores que de alguna manera a mi también me han afectado. Creo que es un trabajo muy auténtico, y no se ha hecho con fines comerciales ni para ser más conocido, sino porque lo sentía. De hecho lo acabé en 2012 y he tardado aún dos años en sacarlo.
Me llama la atención esto que comentas que en cierta forma es un testamento musical que aglutina toda tu experiencia. Cuando escuchas el disco se pueden observar algunos guiños a compositores y músicos que han formado parte de tu aprendizaje.
Es cierto, hay guiños a compositores que siempre me han gustado: Erik Satie, Rackmaninov... Hay un guiño incluso a Guridi que fue profesor de mi padre, a Bach que me gusta mucho. Qué quieren decir estos guiños? Pues que hay un momento que cojo un trozo de una melodía que dura unos segundos pero que ya está, recuerda, un pequeño homenaje y porqué también me está fallando el oído y entonces es difícil que pueda volver a hacer una cosa de esta envergadura. Seguiré haciendo cosas, pero una cosa tan completa como esta lo veo difícil.
La música del color es para ser escuchada en cualquier momento, en el coche, en casa mientras haces algo, en soledad?
Buena pregunta! En general cuando se lo he dado a algún amigo, me comenta que se lo va a poner en el coche. Y siempre contesto lo mismo: “Puedes escucharlo como quieras, pero si quieres que todo esto tenga su poder y su fuerza lo mejor es que lo escuches solo, con poca luz y entero, de principio a fin. Una hora y cuarto. Entonces es cuando notas lo que ha pasado. En general estamos acostumbrados a consumir música en el coche, de relleno, esta música no es así, es una música para dejar que te entre. Si tu no te abres, si no estás en una situación que digas que ahora lo vas a parar todo y te vas a poner a escucharla, es difícil que te llegue.