Descubriendo a Claudi Montañá
Solapas principales
Los que no fuimos testigos directos de la crónica cultural de la década de los setenta hemos descubierto a Claudio Montañá de una manera casi clandestina, con muchas dificultades. Hay algo en Montañá que lo convierte en un narrador diferente, poco convencional, que rompe con los cánones periodísticos y la estandarización. Pero las dificultades a la hora de acercarse a la figura de Montañá eran mayúsculas: no editó ningún libro en vida. Sus artículos quedaban dispersos en publicaciones de finales de los sesenta y los setenta como Serra d'Or, Presència, Star, Vibraciones, Ajoblanco, El Papus, Nuevo Fotogramas o El Viejo Topo, por citar las más destacadas.
Una de las primeras personas que nos puso sobre la pista de Montañá fue Canti Casanovas, que a través de la Web sense nom nos mostraba algunos artículos del escritor olvidado. Pero a partir de ahí, si queríamos conocer más, nos enfrentábamos con la pesada tarea de ir a las hemerotecas, elegir y cribar. En cuanto a buscar testigos directos que nos pudieran hablar del hombre y su obra encontrábamos algunas dificultades. El productor musical Rafael Moll explicaba que había sido una figura importante en dar a conocer toda la música del entorno de Zeleste. Cuando empezaban a poner en marcha el proyecto la prensa generalista les daba la espalda pero Montañá los apoyó y se erigió como el primer gran cronista. Es por ello que Rafael Moll comentaba también que la desaparición de Montañá implicó la pérdida de un gran cómplice.
En otra ocasión, en conversación con Àngel Casas, se me ocurrió preguntarle por Montañá con quien había formado parte del equipo fundador de Vibraciones y compartido largas horas de conversación y amistad. Recuerdo perfectamente que cuando pronuncié su nombre la cara le cambió, se puso serio, ojos tristes, y durante unos segundos que fueron eternos se abstrayó de la conversación. Casas recordaba como si fuera ayer a Montañá en la redacción de Vibraciones. Me recalcó que su valía era la de haber aportado al periodismo musical un estilo donde se descubrían cosas más allá de la crónica del suceso, aportando contextualización histórica, referencias bibliográficas, paralelismos con el cine y otras artes, y sobre todo reflexión. Según Casas, Montañá fue un pionero en conseguir dar a la crónica que exponía una trascendencia que iba más allá y no te dejaba indiferente.
En otro sentido, a día de hoy encontramos periodistas como Karles Torra que nunca han escondido la influencia de Montañá a la hora de escribir sobre cultura. Pero a pesar de todo lo expuesto, Montañá seguía siendo muy desconocido, fuera de circulación, descatalogado.
Hace unos años nos enterábamos de que Josep Maria Ripoll quería publicar un libro sobre Claudi Montañá con el que pretendía recoger sus artículos más destacados y realizar un acercamiento a su figura. Pasaban los años y este trabajo no llegaba. Me enteraba que Ripoll tenía muchas dificultades en encontrar un editor que lo publicara. Resulta que lo había intentado con diferentes editoriales pero ninguna se atrevía. Pero después de muchos años, cuando parecía que el trabajo de Ripoll había quedado como un proyecto sin salida aparece Claudi Montañá, Artículos 1.972-1977. Estoy Hablando de mí generación. Antología y prólogo de Josep Maria Ripoll. El libro lo publica la Biblioteca Secreta del Ayuntamiento de Barcelona y por fin, después de más de cuatro décadas de la desaparición de Montañà tenemos un volumen que nos acerca a lo que representó, evidenciando una sorpresa mayúscula al no entender cómo hasta día de hoy no se había hecho nada para rescatar la figura de este ilustre manresano.
Ripoll ha hecho una selección de los artículos más destacados que nos ayudan a tener una idea muy buena de la magnitud del personaje y su obra. Ha concebido el libro a partir de tres ejes fundamentales. En el primero encontramos artículos sobre el cine en Estados Unidos, grupos como Pink Floyd, Jethro Tull o personajes tan diferentes como Andy Warhol y Carlos Gardel. Lo sorprendente, como decíamos al principio, es que se trata de textos que en muchas ocasiones el tema en cuestión es una excusa para ponernos en contexto, insertar unas ideas muy personales, reflexiones, desgranar la historia e incluso incluir narrativa difícil de etiquetar. En el segundo eje, Ripoll incluye textos pertenecientes a todo lo que tiene que ver con la euforia del surgimiento de Zeleste y toda la música llamada «underground» que se hacía en Barcelona. Y aquí encontramos desde un acercamiento a la historia musical de todo este movimiento, una visita a la Companyia Elèctrica Dharma a su comuna de entonces, o una entrevista que va mucho más allá de la entrevista a Jaume Sisa. En el tercer eje, Ripoll incluye los textos más políticos, críticos, con cierta frustración ante la imposibilidad de hacer un cambio real en nuestra sociedad. Todos estos ejes van precedidos de un texto que Ripoll ha elegido muy acertadamente como preámbulo, «Escribir Artículos también es escribir», donde Montañá cansado de los que le insisten en que tiene que hacer un libro reivindica como obra literaria cualquier tipo de escrito independientemente del formato.
El libro incluye abundante material gráfico e imágenes de un Montañà íntimo, también los escritos que publicaron a raíz de su muerte Àngel Casas, Eduardo Haro Ibars, Oriol Llopis y Pilar Parcerisas.
En la introducción de Ripoll descubrimos detalles de su biografía como el hecho de haber sido el editor de Self-Service, un libro de narraciones cortas en catalán de Biel Mesquida y Quim Monzó que exploraba las posibilidades narrativas del catalán a partir de lo se denominó «textualismo», narrativa experimental. Un Quim Monzó que poco tiene que ver con el actual y que se tendría que redescubrir.
Sólo podemos terminar dando las gracias a Ripoll por su tenacidad y haber realizado este libro, que quedará como la primera gran referencia en torno a la figura de Claudi Montañá.