Antonio Machín y Manel Joseph

  • Posted on: 8 January 2022
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A veces resulta curioso observar cómo los grandes logros de un artista surgen de la manera más casual. En este aspecto hay dos ejemplos que aparte de ser muy parecidos en cuanto a hallazgo, reúnen las mismas casualidades, y ambas canciones acabaron identificando la canción con el artista.
En 1947, Antonio Machín ya era una de las figuras más destacadas del panorama nacional. Sin embargo, aún no le había pasado lo de identificar a un artista con una canción. Aquel 1947, Machín estaba haciendo temporada en el Novedades de Barcelona. Había grabado sencillos de éxito con el conjunto barcelonés Miuras de Sobré. En el Novedades colgaba el cartel de entradas agotadas todos los días. Aparte de Machín, actuaba una pareja. Esta pareja tenía un aparato de radio muy bueno para la época y escuchaban emisoras extranjeras. Cuando terminaban la función, Machín se quedaba con ellos para escuchar las canciones que se radiaban. En una de estas veladas escuchó “Angelitos negros”. La escuchó con la voz de la artista mexicana Toña la Negra e inmediatamente vio que sería una canción importante por su repertorio y escribió a un primo de La Habana para que le hiciera llegar la partitura. Tras recibirla la estrenó en el Novedades. Fue un éxito rotundo, hasta el punto de que esa misma tarde del estreno, ante los aplausos y la insistencia del público llegó a cantarla veinte veces seguidas. A las pocas semanas, inmortalizó en uno de esos discos grandes que giraban a 78 revoluciones su primera versión de “Angelitos negros”. Fue un éxito de ventas sin precedentes y una de las primeras canciones reivindicativas en una España dominada por el franquismo.

En unas circunstancias muy distintas pero también casuales le llegó el éxito a Manel Joseph y su Orquesta Plateria. El “Papi” Nilton, que era un brasileño unos años mayor que el resto de la orquesta -de ahí el apodo de "Papi"-. trabajaba en un crucero por el Caribe cuando escuchó “Pedro Navaja” de Rubén Blades y la grabó en un casete. A la vuelta la enseñó al resto de la orquesta y la incorporaron al repertorio. Al principio, cuando la tocaban en directo la sala se vacíaba y no acababa de funcionar. Pero tenían que entrar en el estudio de grabación para grabar el segundo disco y el repertorio se decidía por votación. Curiosamente Manel Joseph votó que no, pero la mayoría decidió que formaría parte del repertorio del nuevo álbum. Cuando salió el disco, “Pedro Navaja” fue todo un éxito y se convirtió en Disco de oro. Desde entonces no ha habido un solo concierto de la Platería en el que no haya sonado. De hecho el propio Joseph, siempre ha asegurado que hasta que no canta esta canción no se queda tranquilo, porque siempre es ese punto en el que el público lo está esperando.